El mar en Monterrey

Por primera vez desde que comenzó el viaje nos permitimos dormir un poco más, igualmente a las 9 estábamos todos arriba para hacer el check out y desayunar… una comida gratis nunca se saltea. Antes de seguir viaje dimos una última vuelta por Santa Cruz, que seguía sin ofrecer demasiado.

Volvimos a tomar la High Road 1 rumbo a la próxima parada, Monterrey. No tardamos demasiado en llegar, eran aproximadamente 70 kilómetros (o 43 millas), los cuales recorrimos en una hora y algo más.

Los planes para el día no eran muchos, playa, playa y playa. Al entrar dimos una vuelta por el Pier en donde se encuentra el “Acuario de Monterrey”, conocido por ser uno de los mejores del mundo. Esta parte es bastante pintoresca con puentes que cruzan la calle, estructuras de madera y bastantes negocios; parecido a San Francisco pero con un aspecto más pueblerino.


Monterrey

Llegamos a la playa a eso de las 11 de la mañana y pasamos todo el día ahí, descansando bajo el sol. El agua del pacífico es demasiado fría como para bañarse y más teniendo en cuenta que era principios de primavera, pero el clima era lo suficientemente bueno como para estar tirados en la arena.

Al atardecer decidimos seguir viaje hasta Santa Bárbara para amanecer allá, Monterrey es súper pintoresco pero tiene un clima totalmente familiar, y no es lo que buscábamos para un viernes a la noche. Antes de irnos dimos una vuelta por el downtown, un lugar más que tranquilo con pequeños negocios y casas antiguas a lo largo de un boulevard.

Paramos en un mini-mercado en busca de un baño sin saber que allí íbamos a vivir una de las situaciones más insólitas del viaje. Estábamos todos en los autos listos para partir excepto Majo que se había quedado hablando con un homeless del lugar; no entendíamos bien que hacía ahí y mucho menos porque ese hombre le estaba ofreciendo plata. Resulta que el objetivo del señor era conseguir unas monedas pero cuando Majo le explicó que éramos latinos, estudiantes y viajábamos con poco dinero a él le terminó dando lástima y le ofreció 4 dólares para que coma algo.

Atardecer en El Carmel

Antes de tomar la ruta recorrimos unos 10 kilómetros para tomar un helado en El Carmel, un pueblo más chico que Monterrey y súper exclusivo en donde veranea gente de muy alto poder adquisitivo. El downtown parecía muy tranquilo, con locales de ropa y pequeños cafés y restaurantes. Por suerte logramos ver el atardecer en la playa antes de partir.

Llegamos a Santa Bárbara a eso de las 11 de la noche, estábamos muy cansados y a pesar de que el centro estaba lleno gente que intentaba entrar a los bares y boliches nosotros decidimos buscar un hotel, dormir y arrancar con pilas al otro día. Pero hubo una pequeña cosa que falló, llegamos al lugar una noche de viernes, en medio del spring break y el comienzo del fin de semana por lo que no pudimos encontrar hotel en ningún lado, o al menos uno que nos cobrara menos de 150 dólares la noche. Teniendo en cuenta nuestro cansancio y que Santa Bárbara es un lugar muy tranquilo decidimos dormir en los autos, así que estacionamos en una calle oscura dentro de una zona residencial y cerramos los ojos.

Costanera de Santa Bárbara

El sol nos despertó bien temprano, a eso de las 7 de la mañana por lo que nos fuimos a desayunar a “Jack in the Box” (fast food) en donde aprovechamos a usar el baño. Cómo en ese lugar no había Internet nos fuimos hasta un McDonals más alejado con la esperanza de encontrar hotel para la noche que se venía. Sin mucha suerte, cuando eran cerca de las 10 de la mañana partimos a la playa.

Pasamos el día jugando al vóley, tomando sol y caminando por la orilla, éramos 11 personas ya que al grupo se sumó Naty, una de las argentinas de South Lake Tahoe que estaba visitando al primo en la ciudad. Al mediodía, con la escusa de alejarnos del sol un rato, fuimos al supermercado a comprar comida y dimos una vueltita por el centro. Santa Bárbara es hermosa, hay varias casas de veraneo ya que está muy cerca de Los Angeles (2 horas en auto aproximadamente), mucho lujo y hoteles bastante caros. El centro es grande y la oferta de actividades alrededor de la playa es variada.

Centro de Santa Bárabara

Ya al atardecer nos dedicamos a hacer un poco de centro, nos separamos en grupos y fuimos de shopping mientras esperábamos que se hicieran las 8 para despedirnos del primer miembro del grupo que abandonaba el viaje. A esa hora nos dirigimos a la estación de tren en donde despedimos al Barto que volvía a South Lake Tahoe a buscar sus bolsos para regresar a Argentina.

Era tarde, nuevamente no teníamos hotel y estábamos en el dilema de quedarnos una noche más y partir a Los Angeles en la mañana o viajar a esa hora. Ganó la primer opción y decidimos que los autos harían de habitación una vez más. Encontramos abierto un Carl’s Jr (fast food) y cenamos ahí. Ya era la segunda noche sin hotel (y sin baño) y tras dos días de playa era hora de bañarnos. Decidimos que los baños del fast food iban a servir de ducha improvisada, así que cual homeless nos lavamos la cabeza en los lavamanos y nos cambiamos de ropa.

Cambiamos de barrio esa noche, elegimos una calle diferente en otra parte de la ciudad. Otra vez el sol nos despertó demasiado temprano, desayunamos en una estación de servicio a la salida de la ciudad y seguimos viaje, Los Angeles nos esperaba…

CONTINUARÁ...







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