San Francisco, Sausalito y Santa Cruz

Posted by Antonela Minniti On 22:09 0 comentarios


Calle Lombard

Nuevamente volvimos a levantarnos temprano, eran nuestras últimas horas en San Francisco y había que aprovecharlas. Lo primero que hicimos esa mañana fue cantarle el Feliz Cumpleaños a Majo, los varones amanecieron un rato antes que nosotras y se encargaron de ir a comprar una torta y un par de velitas.

La primer parada del día fue Castro, el barrio Gay. San Francisco es la capital gay mundial, en ese barrio se gestó el movimiento de liberación homosexual en los años 70, se dice que ahí están las esquinas más gay de la tierra y esto se comprueba fácilmente al recorrer sus calles.

La bandera del arco iris flamea en todos los postes de luz, además de estar impresa hasta en los tachos de basura (literalmente). La ropa de los negocios apunta al público homosexual, los sex shops tienen material para todos los gustos y hasta se puede ver ropa para perros con la inscripción “I have 2 daddies” (tengo dos papás).

Sausalito

Después de visitar este barrio nos dirigimos a la calle más famosa de la ciudad, la Lombard. Si bien ya habíamos transitado por ella nos faltaba bajar por su tramo más famoso. Entre las calles Russian Hill y Hyde Street están las empinadas curvas en zigzag, protagonistas de muchas películas y comerciales. Comenzamos el descenso y para que la experiencia fuera más “intensa” decidimos sacar el cuerpo por las ventanillas de los autos con lo cual no solo obtuvimos una vista inigualable de la calle sino que fuimos el centro de atención de los turistas que se sacaban y nos sacaban fotos en el lugar.

Antes de irnos de la ciudad no podíamos dejar de cruzar el Golden Gate y visitar Sausalito. El objetivo principal era atravesar el puente, ninguno esperaba demasiado de lo que había del otro lado y todos nos llevamos una sorpresa. Sausalito es un lugar hermoso, muy paradisíaco, está situado como en una sierra y a la orilla del mar, las casas se construyen sobre la montaña y tiene una vista increíble. Volvimos a asomarnos por las ventanillas mientras recorríamos las angostas calles de la ciudad y respirábamos el aire de mar.

Vista desde la High Road 1

Ya casi eran las dos de la tarde y era hora de abandonar San Francisco rumbo a un nuevo lugar. Decidimos tomar la High Road 1, una ruta que se extiende por toda la costa con un paisaje increíble. Habíamos perdido a los chicos que iban en el otro auto por lo que hicimos una parada en uno de los pueblos costeros para almorzar y re-encontrarnos.

La ruta 1 es un paraíso, se viaja literalmente al lado del mar, al borde del precipicio mientras se ve a los surfistas californianos disfrutar del agua. Se tarda un poco más por este camino que por la ruta 101, pero realmente vale la pena hacerlo.



Santa Cruz

Nuestra siguiente parada fue Santa Cruz, una ciudad pequeña. Llegamos al atardecer y estaba bastante frío pero como los chicos no podían aguantar las ganas de ir a la playa, hacia allí nos dirigimos. El lugar parecía muy tranquilo, no se veía demasiada gente, quizás porque era primavera y el clima no acompañaba.

La playa es muy similar a las argentinas, ningún paraíso de aguas turquesas con palmeras. El centro del lugar es bonito pero nada súper llamativo, es un buen lugar para recorrer un rato pero no para detenerse demasiado tiempo. Después de ver el atardecer en la playa y cuando el frío ya no se soportaba, fuimos en busca de un motel en el cual pasar la noche. Ya era tarde por lo que cenamos en el único lugar abierto y en precio, Taco Bell. Al final algunos se fueron a la playa y otros a dormir, Santa Cruz no tenía demasiado para ofrecer…

CONTINUARÁ...



San Francisco, parte II

Posted by Antonela Minniti On 9:45 0 comentarios

Golden Gate

El segundo día en San Francisco empezó temprano. Nos levantamos 7:30, nos bañamos y desayunamos en el hotel. Otra vez volvíamos a dividirnos (cosa que hicimos gran parte del viaje) ya que con Mechi queríamos visitar la mítica cárcel de Alcatraz.

Mientras comíamos los riquísimos pancitos dulces (desayuno infaltable en todos los moteles que parábamos) y tomábamos un café y un poco de jugo, le preguntamos al conserje del hotel cómo llegar hasta el Pier 31 en colectivo, para tomar el crucero hacia la isla.

Emprendimos camino hacia la parada de colectivo, un cartel eléctrico nos indicaba que nuestro bus pasaría en 10 minutos (cosas del primer mundo, ¿no?) por lo que tuvimos tiempo de ir al supermercado a comprar algo para el camino. El viaje hasta el puerto fue bastante largo, y la conductora nos indicó donde bajar y hacia donde caminar.

Puerto de San Francisco

Cuando finalmente llegamos al mar, nos dimos cuenta que estábamos más que alejadas del Pier 31, acabábamos de llegar al 95, la parte industrial del puerto de San Francisco por la cual no circulaba un alma y lo único que se veían eran camiones y barcos enormes. Le preguntamos a un guardia de seguridad como llegar a nuestro destino pero no tenía mucha idea.

Empezamos a caminar hasta que vimos pasar una camioneta y la paramos; un mexicano (está lleno de mexicanos en California) nos indicó cómo llegar hasta el subway y se ofreció a llevarnos, resultó ser un amable recolector de metales y cartones (cartonero en Argentina) que nos dejó justo en la estación. Ahí nos subimos al tren (que va la mitad del camino por la superficie y la otra mitad bajo tierra) rumbo al downtown.

Fishermans Wharf

Aprovechamos que estábamos en el centro de la ciudad para recorrer un poco, es increíble la tranquilidad que hay, era un miércoles y no había tráfico, ni bocinazos, ni gente malhumorada caminando por todos lados. Del downtown nos fuimos hasta el Pier 1 y caminando por la costanera llegamos hasta nuestro destino, el Pier 31.

Nos llevamos una gran desilusión al acercarnos a la boletería y ver un cartel que indicaba que hasta el día siguiente no había entradas para Alcatraz, nos habían recomendado reservar con anticipación pero ninguna de las dos lo hizo, por lo que nos quedamos sin visitar la isla y con mucha bronca…

A falta de Alcatraz sacamos dos tickets para hacer un crucero que iba hasta el Golden Gate y rodeaba la cárcel, al menos de esa forma íbamos a escuchar la historia del lugar. Nos subimos al barco y empezamos a navegar, el día estaba realmente hermoso, mucho sol, nada de neblina y poco viento.

Haight Ashbury

Si el Golden Gate es impactante visto desde arriba no se dan una idea de lo que es desde abajo, asombra ver semejante estructura flotando sobre la bahía; el viento al llegar allí aumenta muchísimo y es necesario abrigarse un poco. El crucero fue divertido, no estaba para nada planeado, pero fue lo más cerca de Alcatraz que estuvimos y como consuelo escuchamos las historias más famosas de la cárcel y de San Francisco en general.

Del Pier 31 nos fuimos al 39, era hora de recorrer Fisherman’s Wharf. Milkshake en mano (riquísimo de Ben & Jerry’s) visitamos algunos de los negocios antes de adentrarnos en la zona de la comida. Yo soy vegetariana por lo que nada de lo que había me llamaba la atención, pero esta parte de la ciudad resulta un paraíso para cualquiera que disfrute de la comida de mar. Langostas, langostinos, cangrejos, camarones y muchas más cosas, todo fresco y bastante en precio. Ahí nos encontramos con el resto de los chicos para almorzar al sol y descansar un poco mientras escuchábamos una banda de jazz.

Graffity en Haight Ashbury

La próxima parada del día era Haight Ashbury, el barrio Hippie. Tuvimos que tomar dos colectivos para llegar y caminar un par de cuadras. Este barrio está repleto de grafitis, negocios de ropa y smoke shops (en donde se venden pipas, bongs y otras cosas ya que la marihuana es legal en California). Es increíble el arte que hay en las paredes, murales enormes que decoran el barrio. Las típicas casas de San Francisco están pintadas en colores vibrantes generando postales únicas.

Era Saint Patrick’s Day por lo que no podíamos dejar de festejar. Encontramos un bar en el que la cerveza y los tragos estaban a U$S 2 y la comida era gratis!! Nachos, papas fritas y sándwiches libres para todos, además conseguimos los tan buscados collares verdes para estar a tono con la fiesta. Con la panza llena seguimos recorriendo, todavía era de día así que había que aprovechar.

La próxima parada fue el Golden Gate Park, que vendría a ser el Central Park de San Francisco. No estuvimos demasiado tiempo ahí, una vueltita y de nuevo a esperar el colectivo rumbo al centro. Antes de volver al hotel recorrimos la zona de los teatros y la casa de gobierno de la ciudad, a esta altura ya era de noche y estábamos más que cansados asi que nos quedamos hablando un rato en las habitaciones y nos fuimos a dormir.

CONTINUARÁ...







San Francisco, la puerta dorada

Posted by Antonela Minniti On 15:20 0 comentarios

Golden Gate

Cuando estaba en Argentina y le contaba a la gente que iba a pasar 4 meses en California no dejaban de repetirme "Anda a San Francisco, es increíble" a lo que yo respondía que sí sin prestar demasiado entusiasmo; hoy, después de pasar 3 días en la ciudad, entiendo perfectamente lo que querían decirme.

San Francisco fue la primer parada del "California Road Trip", un viaje planeado y soñado desde hace meses y el final perfecto para esta experiencia que empezó a comienzos de diciembre.

Es fácil darse cuenta que se esta llegando a la ciudad, en nuestro caso veníamos de South Lake Tahoe y tuvimos que recorrer 360 kilómetros hasta la costa. Atravesamos la montaña dejando las camperas y la ropa térmica atrás, cruzamos el valle californiano y en un abrir y cerrar de ojos estábamos parados en el medio de un puente enorme, aquel que sirve como conexión entre Oakland y la Bahía de San Francisco.


Puente que une Oakland y San Francisco

Decidimos que la primera parada iba a ser el "Golden Gate", un monumento más que emblemático. Para llegar hasta ahí es inevitable recorrer el barrio de Nob Hill, la parte más tranquila y elegante de la ciudad. La mayor parte de las casas del lugar fueron construidas durante la fiebre del oro, por lo que se pueden ver edificaciones bien suntuosas que sin embargo conservan el estilo del lugar.

Ver el Golden Gate trajo mucha emoción en todos, no se si fue por el puente en sí o por el hecho de que aquella enorme cantidad de hierro color naranja nos hacía caer en la cuenta de que estábamos en San Francisco y que el viaje realmente había comenzado.

Después de más de 4 horas en el auto teníamos ganas de caminar, por lo que decidimos comenzar a bajar por los diferentes caminos para ver el puente desde abajo. Así llegamos hasta la costa en donde sacamos fotos y disfrutamos del paisaje y el olor a mar. A esta altura el calor comenzaba a sofocarnos, esa mañana cuando salimos del pueblo hacía frío, había nieve y todos nos abrigamos bastante, por lo que después de las fotos fuimos hasta los autos en busca de algunas remeras y un poco de agua.


Golden Gate con Pau y Mechi

Una vez que nos cambiamos empezamos a cruzar el puente caminando, no tardamos demasiado en darnos cuenta que era más largo de lo que pensábamos por lo que mucho antes de llegar a la mitad dimos la vuelta y volvimos a los autos para seguir recorriendo.

Llegamos al Pier 39, uno de los dos más famosos de la ciudad. Ahí nos encontramos con la típica imagen de San Francico: puerto, barcos, infinidad de negocios, construcciones de madera y mucho color. Los lobos marinos descansando en los muelles y los turistas con sus cámaras de fotos en las manos. Es asombroso como está cuidado el lugar, los tulipanes con sus colores vibrantes, las plantas hermosas, todo limpio, ordenado y armónico.


Pier 39

A esta altura eran más de las 3 de la tarde por lo que fuimos al hotel en donde dejamos los bolsos y nos dividimos en 2 grupos, algunos salieron caminando rumbo al barrio chino, pero Mechi y yo decidimos agarrar el auto y recorrer primero Mission, el barrio latino. Según artículos turísticos allí íbamos a encontrar grafitis y casas antiguas, la realidad es que ni siquiera bajamos de la camioneta, el barrio latino es sombrío, tiene aspecto peligroso y no se ven caras amigables, puedo decir con seguridad que es la única parte de San Francisco que no volvería a visitar.

El próximo lugar para recorrer era China Town, el Barrio Chino, todo un emblema del lugar ya que es la segunda comunidad de chinos más grande del mundo después de China, por supuesto. Llegamos al atardecer, después de haber paseado todo el día y sin haber comido nada, por lo que la misión no solo era conocer, sino probar la deliciosa comida del lugar.


Barcos en Pier 39

Cuando se llega al barrio (que consta de una calle principal y varias otras perpendiculares) uno se traslada inmediatamente a Asia. Es increíble cómo la arquitectura se transforma, los faroles están rodeados de dragones, los bancos (el City Banck, HSBC, American Banck, etc.) tienen fachadas chinas, los farolitos y las guirnaldas cuelgan por la calle y los supermercados tienen una variedad de comida nunca antes vista, desde raíces secas hasta tortugas y ranas vivas, además de cosas totalmente desagradables a la vista de cualquier occidental.

Después de un rato encontramos un lugar más o menos pasable para comer, no de patos colgando de la vidriera ni revueltos con ingredientes desconocidos. Elegimos arroz frito con verdura (nada de carne ni de cosas raras, uno nunca sabe que se puede encontrar) y con la cajita en la mano seguimos recorriendo, sacando fotos e inspeccionando los exóticos bazares en los que se puede encontrar desde palitos chinos hasta figuras de acción de Jesús (sí, el de la Biblia)



China Town

Ya estaba anocheciendo así que nos dirigimos a “Little Italy”, el Barrio Italiano que está solo a unas cuadras del chino. Este parte de la ciudad está repleta de restaurantes con comida más familiar para nosotros, pizza, pasta, helado y todas cosas ricas.

Después de tomar unas cervezas sentados en la calle mirando pasar los tranvías en un bar de la zona, pasamos por un restaurante italiano, agarramos unos ricos sandwiches y nos fuimos al hotel, ya era tarde, habíamos andado todo el día y el viaje recién empezaba…

CONTINUARÁ...



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