Entrada a Beverly Hills

Este día Mechi y yo amanecimos con más energía que nunca, por fin íbamos a conocer los estudios de Warner, el set de Friends, los pasillos de ER y mucho, mucho más. Teníamos reserva para el tour de las 11 de la mañana así que había tiempo para hacer algo antes. Teniendo en cuenta que éramos 9 personas viajando juntas estar todos listos rápido se hacía difícil, por lo que decidimos que un auto con nosotras, y dos más iba a salir primero para dar una vuelta por Beverly Hills.

El hotel quedaba muy cerca del barrio más lujoso de Los Angeles, en 20 minutos llegamos a destino… las palmeras características empiezan a aparecer ni bien se pone un pie (o una rueda en este caso) en Sunset Boulevard. Uno va avanzando por esta calle, ya sea rápida o lentamente (según el tránsito lo permita) hasta encontrarse con el famoso cartel que te da la bienvenida.


Calle de Beverly Hills

De repente es cómo que la ciudad desaparece y el verde empieza a brotar por todos lados. Beverly Hills se divide en dos partes, de un lado de Sunset Boulevard están las mansiones, llenas de árboles y glamour y del otro están los hoteles más caros de la ciudad junto con los restaurantes, boliches y las casas de ropa exclusivas.

Nosotros íbamos a recorrer la parte de las casas, allá donde el código postal es el 90210 (el más famoso del país). Las palmeras se extienden a lo largo de las calles cual postal de serie de televisión, las casas son enormes y el lujo se ve a simple vista. Pero a medida que uno sube por la colina (por algo el barrio tiene la palabra Hills) las casas aparecen cada vez más escondidas, tapadas por enormes árboles y arbustos, muros y portones que apenas permiten ver los techos, es ahí donde viven los famosos, los deportistas y los millonarios reconocidos, tras esos muros que les dan privacidad, en esas calles donde la tranquilidad reina, esa pequeña jungla en el medio de la gran ciudad de Los Angeles.


Calle de Beverly Hills

Hubiese sido interesante visitar algunas casas de personalidades, como la Mansión de Playboy, pero ninguno se dio cuenta de buscar la dirección previamente. A pesar de que hay puestos de venta de mapas con las casas de los famosos nosotros no compramos nada y volvimos a las calles llenas de palmeras para sacarnos fotos con ese paisaje e irnos para los estudios, había que estar a horario para no perderse el tour!

Media hora tardamos en llegar a Burbank, conocida como la “Capital mundial de los Medios”. En este barrio tranquilo de casas bajas y lujosas están las sedes y los estudios de las productoras más grandes del mundo como Entertainment, NBC Universal, The Walt Disney Company, Nickelodeon, ABC, Cartoon Network y por supuesto Warner Bros que era nuestro destino.

La emoción que teníamos al llegar a los estudios es indescriptible, se puede comparar a la de un fanático del fútbol al llegar al mundial, a la de un fierrero al ver una carrera de fórmula 1 o a la de un científico al entrar a la NASA… y sí, nos gusta el cine y la TV y estar en Hollywood es indescriptible.


Entrada al tour de Warner Brothers

Nos despedimos de los chicos, retiramos las entradas que habíamos pagado on-line y nos quedamos haciendo tiempo en el “gift shop” en donde miramos una y mil veces los souvenirs que había. Nos tentamos con varias cosas e íbamos descartando al mirar los precios y ordenar prioridades, finalmente me quedé con una taza bien grande de Friends (cómo las del Central Perk!) para tomar la leche, la sopa o para tener de adorno.

A las 11 en punto nos llamaron para entrar en una sala de proyecciones, ahí nos pasaron un video mostrando las películas y series producidas por Warner lo que incrementaba la ansiedad. Ni bien terminó la proyección entraron dos guías, resulta que en el mini cine estábamos los grupos B1 y B2. El nuestro era el B2, en total 7 personas y un perro (sí, un perro) que íbamos a recorrer los estudios juntos; Mechi, yo, dos argentinos más (en cualquier lugar del mundo encontrás un argentino) dos mujeres, un hombre y su perro lazarillo, un labrador dorado hermoso.


Calle de Nueva York en los estudios Warner

Nos subimos al carrito de golf con el cual recorrés los estudios pero primero tuvimos que entregar las carteras y bolsos al guía que los guardó bajo llave en un baúl, solo se permite llevar la cámara de fotos (la cual tenés que dejar en algunos sets). Comenzamos entrando a la Warner por una puerta lateral que nos condujo directamente a la primer parada.

La primer parte del recorrido es por exteriores, se pueden visitar los sets de ciudades; las calles de Nueva York están recreadas a imagen y semejanza, no faltan las anécdotas mientras se camina por el lugar. La pared del beso de Spider Man, la alfombra en donde caminó Brad Pitt, la calle del capítulo de Friends en el que buscan a Marcel y uno de los casinos de la película “Ocean 13th”entre otras.

De Nueva York se pasa al bosque, locación de Gilmore Girls, El último Samurai y varias series antiguas. Es increíble como de repente uno se mete en un micro-ambiente, lleno de arbustos, árboles, calles de tierra, todo en el medio de la ciudad, adentro de los estudios de TV. Ahí está el lago artificial utilizado en muchísimas películas y en donde se filmó la escena ganadora de un Emmy en la cual George Clooney salva una vida en la serie “ER”.


Recreación de un pueblo en los estudios Warner

Del bosque fuimos al pueblo, en este set está la plaza rodeada de la iglesia, el City Hall y edificios gubernamentales. Se arreglan las fachadas según lo que se esté filmando pero la base es siempre la misma. Acá también se puede ver una calle con lindas casas, el barrio de Lory en “Gilmore Girls” y la casa del papá de Phoebe en Friends. El momento cúlmine de esta parte fue cuando entramos a una de las casas, y allí estábamos, en el hogar de Ross y Mónica (Friends), con la escalera de la escena del baile de egresados, el living, la cocina, y nosotras, disfrutando como nunca.

Después de visitar el pueblo pasamos rápidamente por lo que era el frente del “County General” el hospital de ER y por algunos sets legendarios, como el de Friends, a los cuales no entramos. La siguiente parada fue en el museo de los autos, allí pudimos ver algunos de los más famosos como el Batimovil, la camioneta de Scooby Doo, un carro de Troya, el auto volador de Harry Potter y uno de los de Austin Powers entre otros.

Nuevamente subimos al carrito de golf para hacer unos metros y detenernos en otro galpón. Este estaba lleno de espejos antiguos y cosas de utilería, nos dijeron que en la sala a la cuál estábamos por entrar estaba permitido sacar fotos pero que tratemos de mantenernos todos juntos. Entramos pensando que era un almacén de objetos viejos pero de repente ante nuestros ojos estaba el “Central Perk”. Por fin había llegado el momento que esperábamos, ninguna de las dos lo podía creer, entrar a ese lugar era un sueño hecho realidad.


"Central Perk" el café de la serie Friends en los estudios Warner

El guía nos dijo que podíamos sentarnos en el sillón naranja para una foto, no hace falta decir que fuimos las primeras en hacerlo, a esta altura todos los que nos acompañaban en el tour se habían dado cuenta que éramos fanáticas de Friends, y creo que estaban más felices de vernos disfrutar a nosotras que de estar ahí adentro. El café está armado tal cuál en la serie pero en otro lugar ya que el set se utiliza para otras grabaciones; es todo original, excepto la guitarra de Phoebe y hasta en la pizarra se pueden leer los combos del último capítulo. Esa especie de museo fue utilizado para hacer entrevistas a los actores de la serie en varias oportunidades, los 6 estuvieron ahí en algún momento. Habremos estado adentro unos 10 o 15 minutos que parecieron eternos y efímeros a la vez. Nos dejaron recorrer el café entero, cosa que no siempre se puede, y hasta nos sacamos fotos en la barra y en el micrófono de Phoebe.

Después de esto pasamos por los camarines y trailers de los actores de Warner y por las oficinas de producción. La última parada del tour es el Museo de Warner Brothers, ahí está prohibido tomar fotos por lo que nos sacaron las cámaras al entrar. En la planta baja están los trajes de muchas películas como el de Willy Wonka usado por Jhonny Deep, el de Troya usado por Brad Pitt y los de Matrix entre otros. También hay varios objetos como el piano de Casablanca.


Trailers/camarines de los actores en los estudios Warner

El piso de arriba era otro sector especial para las dos, esta parte está enteramente dedicada a Harry Potter. Trajeron directamente desde Inglaterra los trajes usados por los personajes, túnicas de Hogwarts, uniformes de Quidditch entre otros. También objetos como la copa de los tres magos, varitas, golosinas, la habitación de Harry debajo de las escaleras, los clásicos anteojos, el sombrero seleccionador que te dice a que casa pertenecés y mucho más. Es muy emocionante ver todas esas cosas que aparecieron en la película adelante tuyo.

Este fue el último lugar que visitamos en los estudios, después de 2 horas y media el paseo terminaba. Recomiendo completamente hacerlo, sobre todo si se es fanático de la TV y el cine. La entrada sale U$S 51 y vale la pena pagarlos, el tour es muy personal, nunca van más de 12 personas por turno. Es recomendable comprar las entradas con anticipación, sobre todo en la época de vacaciones en Estados Unidos. Así que si visitan Los Angeles y quieren vivir Hollywood desde adentro, Warner Brothers es la mejor opción que hay en la ciudad.

CONTINUARÁ...







Hollywood Boulevard

Y finalmente el día tan esperado (al menos para mí) llego… estaba rumbo a Los Angeles!!! La capital del entretenimiento, la meca del cine, donde el glamour se mezcla con el arte, un lugar al que siempre quise ir.

Era domingo y gracias a Dios el tránsito era moderado. La primer parada del día fue en el parque de diversiones “Six Flags”, ahí dejamos a todos, quedamos solo Mechi y yo listas para recorrer la ciudad a nuestra manera…

El plan para ese día era visitar los Estudios Warner, pero nada salió cómo esperábamos. Después de dejar a los chicos manejamos 40 minutos hasta Burbank, el barrio en el cuál están todos los estudios de cine y TV. Nos costó bastante llegar al destino ya que no sabíamos bien las calles ni cómo buscarlo en el GPS. Por suerte un amable policía nos indicó el camino. Debo admitir que a pesar de haber planificado el viaje con bastante precisión dejé escapar un gran detalle, estaba absolutamente convencida de que teníamos entradas para el tour del domingo, pero los domingos no hay tours… había reservado para el lunes!!! Así que ahí estábamos, sin planes para el día, en el medio de Los Angeles.

Paseo de la fama

A los demás chicos Los Angeles no les interesaba mucho pero nosotras somos dos fanáticas del cine y la TV por lo que decidimos irnos a recorrer tranquilas Hollywood y dedicarnos ese día a disfrutar de lo nuestro.

20 minutos más tarde entre gritos de emoción llegábamos a Hollywood Boulevard o la calle de las estrellas. Estacionamos el auto, pagamos el parquímetro por dos horas (el máximo permitido) y nos fuimos a caminar.

Para cualquier amante del cine, la TV y el teatro caminar por ahí es un sueño, el paseo de la fama se extiende a lo largo de 18 cuadras, las cuales caminamos mirando las estrellas sin prestar demasiada atención a lo que pasaba a nuestro alrededor. Desde Marylin Monroe pasando por Lasie, Alfred Hitchcock, Hugh Hefner, Bob Marley, Los Beatles y hasta Julio Iglesias!!! Todas las personalidades más destacadas tienen una estrella que les corresponde.


Teatro Kodak

Sobre el boulevard están algunos de los edificios más famosos de Los Angeles cómo el Cine “El Capitán”, el Teatro Chino y el Teatro Kodak. En el teatro Chino pudimos ver las huellas de los famosos, sus manos y pies impresos en el cemento junto con su firma, es emocionante saber que en ese mismo lugar estuvieron esas personas dejando su marca para siempre por lo que no podíamos dejar de sacarnos fotos, aunque obviamos la visita guiada por el interior (a veces hay que economizar tiempo y ahorrar dinero).

Otra atracción del lugar son los cientos de personajes que circulan por ahí, imitadores de famosos que en algunos casos se parecen y en otros dejan muchísimo que desear. Sería muy divertido sacarse fotos con todos, pero hay que tener en cuenta que cobran U$S 1 por persona asique nosotras elegimos al bizarro imitador de Elvis y nos quedamos con ese ameno recuerdo.


Teatro Chino

De repente nos dimos cuenta que el tiempo había pasado volando y se terminaba el parquímetro por lo que nos compramos un helado y fuimos a buscar el auto para dejarlo en otro lugar y poder seguir recorriendo. Esta vez estacionamos en la cochera del Teatro Kodak ya que haciendo una visita guiada a alguna de las atracciones de la zona tenés 4 horas de estacionamiento por tan sólo U$S 2.

Recorrimos las galerías del teatro mirando las lujosas y carísimas vidrieras pero sin acceder al interior, nos perdimos la visita al escenario de los Oscar y los Emmy pero otra vez nos ahorramos una entrada mientras caminábamos al Museo de Cera de Maddam Tussauds que queda justo en la misma cuadra.

El museo es increíble, las estatuas son sumamente realistas y parece que se tuviera a los famosos justo al lado. Se les permite a los visitantes tocar a los personajes y sacarse fotos con ellos, hay algunos, como Steven Spielberg, que dan impresión de lo iguales que son, y hay otros como Brad Pitt que dejan mucho que desear. La entrada por suerte no nos salió cara U$S 18 ya que aceptaron nuestros carnets de estudiantes y nos hicieron un descuento.


Museo de Cera de Maddam Tussauds

Del museo nos fuimos derecho a buscar el auto, pagamos el ticket y cuando llegamos a las escaleras mecánicas nos dimos cuenta de un pequeño detalle, emocionadas por seguir recorriendo Hollywod nunca nos fijamos en que piso y en que fila lo habíamos estacionado. Debido a esto estuvimos aproximadamente media hora recorriendo el segundo y tercer nivel (sabíamos que era uno de esos dos) con la llave en alto intentando escuchar el pequeño pitido de la alarma al desactivarse.

Del Paseo de la Fama fuimos a buscar algún hotel, entramos a dos o tres, pedimos presupuesto y seguimos paseando. Eran ya las 3 de la tarde y sabíamos que los chicos iban a llamar en cualquier momento para que fuéramos a buscarlos así que cómo estábamos cerca de Beverly Hills hacia allí nos dirigimos.


Beverly Hills

Bajamos por Sunset Boulevard y ahí estaba el gran cartel que te da la bienvenida al barrio. Por decisión unánime el primer lugar a visitar sería Rodeo Drive, pero estábamos llegando a la esquina cuando sonó el celular, había que volver a Six Flags. Pasamos con el auto por la calle de los sueños y pegamos la vuelta, 40 minutos después llegábamos al Carl’s Junior (fast food) que está enfrente de Magic Mountain para encontrarnos con todos.

De ahí manejamos cómo 1 hora hacia Hollywood ya que el hotel elegido quedaba a solo 1 cuadra del Paseo de la Fama. Después de dos noches durmiendo en el auto y un día entero paseando estábamos todos más que cansados por lo que esa noche nos bañamos y nos fuimos a dormir temprano para recuperar un poco de energía, el día siguiente prometía ser emocionante.





El mar en Monterrey

Por primera vez desde que comenzó el viaje nos permitimos dormir un poco más, igualmente a las 9 estábamos todos arriba para hacer el check out y desayunar… una comida gratis nunca se saltea. Antes de seguir viaje dimos una última vuelta por Santa Cruz, que seguía sin ofrecer demasiado.

Volvimos a tomar la High Road 1 rumbo a la próxima parada, Monterrey. No tardamos demasiado en llegar, eran aproximadamente 70 kilómetros (o 43 millas), los cuales recorrimos en una hora y algo más.

Los planes para el día no eran muchos, playa, playa y playa. Al entrar dimos una vuelta por el Pier en donde se encuentra el “Acuario de Monterrey”, conocido por ser uno de los mejores del mundo. Esta parte es bastante pintoresca con puentes que cruzan la calle, estructuras de madera y bastantes negocios; parecido a San Francisco pero con un aspecto más pueblerino.


Monterrey

Llegamos a la playa a eso de las 11 de la mañana y pasamos todo el día ahí, descansando bajo el sol. El agua del pacífico es demasiado fría como para bañarse y más teniendo en cuenta que era principios de primavera, pero el clima era lo suficientemente bueno como para estar tirados en la arena.

Al atardecer decidimos seguir viaje hasta Santa Bárbara para amanecer allá, Monterrey es súper pintoresco pero tiene un clima totalmente familiar, y no es lo que buscábamos para un viernes a la noche. Antes de irnos dimos una vuelta por el downtown, un lugar más que tranquilo con pequeños negocios y casas antiguas a lo largo de un boulevard.

Paramos en un mini-mercado en busca de un baño sin saber que allí íbamos a vivir una de las situaciones más insólitas del viaje. Estábamos todos en los autos listos para partir excepto Majo que se había quedado hablando con un homeless del lugar; no entendíamos bien que hacía ahí y mucho menos porque ese hombre le estaba ofreciendo plata. Resulta que el objetivo del señor era conseguir unas monedas pero cuando Majo le explicó que éramos latinos, estudiantes y viajábamos con poco dinero a él le terminó dando lástima y le ofreció 4 dólares para que coma algo.

Atardecer en El Carmel

Antes de tomar la ruta recorrimos unos 10 kilómetros para tomar un helado en El Carmel, un pueblo más chico que Monterrey y súper exclusivo en donde veranea gente de muy alto poder adquisitivo. El downtown parecía muy tranquilo, con locales de ropa y pequeños cafés y restaurantes. Por suerte logramos ver el atardecer en la playa antes de partir.

Llegamos a Santa Bárbara a eso de las 11 de la noche, estábamos muy cansados y a pesar de que el centro estaba lleno gente que intentaba entrar a los bares y boliches nosotros decidimos buscar un hotel, dormir y arrancar con pilas al otro día. Pero hubo una pequeña cosa que falló, llegamos al lugar una noche de viernes, en medio del spring break y el comienzo del fin de semana por lo que no pudimos encontrar hotel en ningún lado, o al menos uno que nos cobrara menos de 150 dólares la noche. Teniendo en cuenta nuestro cansancio y que Santa Bárbara es un lugar muy tranquilo decidimos dormir en los autos, así que estacionamos en una calle oscura dentro de una zona residencial y cerramos los ojos.

Costanera de Santa Bárbara

El sol nos despertó bien temprano, a eso de las 7 de la mañana por lo que nos fuimos a desayunar a “Jack in the Box” (fast food) en donde aprovechamos a usar el baño. Cómo en ese lugar no había Internet nos fuimos hasta un McDonals más alejado con la esperanza de encontrar hotel para la noche que se venía. Sin mucha suerte, cuando eran cerca de las 10 de la mañana partimos a la playa.

Pasamos el día jugando al vóley, tomando sol y caminando por la orilla, éramos 11 personas ya que al grupo se sumó Naty, una de las argentinas de South Lake Tahoe que estaba visitando al primo en la ciudad. Al mediodía, con la escusa de alejarnos del sol un rato, fuimos al supermercado a comprar comida y dimos una vueltita por el centro. Santa Bárbara es hermosa, hay varias casas de veraneo ya que está muy cerca de Los Angeles (2 horas en auto aproximadamente), mucho lujo y hoteles bastante caros. El centro es grande y la oferta de actividades alrededor de la playa es variada.

Centro de Santa Bárabara

Ya al atardecer nos dedicamos a hacer un poco de centro, nos separamos en grupos y fuimos de shopping mientras esperábamos que se hicieran las 8 para despedirnos del primer miembro del grupo que abandonaba el viaje. A esa hora nos dirigimos a la estación de tren en donde despedimos al Barto que volvía a South Lake Tahoe a buscar sus bolsos para regresar a Argentina.

Era tarde, nuevamente no teníamos hotel y estábamos en el dilema de quedarnos una noche más y partir a Los Angeles en la mañana o viajar a esa hora. Ganó la primer opción y decidimos que los autos harían de habitación una vez más. Encontramos abierto un Carl’s Jr (fast food) y cenamos ahí. Ya era la segunda noche sin hotel (y sin baño) y tras dos días de playa era hora de bañarnos. Decidimos que los baños del fast food iban a servir de ducha improvisada, así que cual homeless nos lavamos la cabeza en los lavamanos y nos cambiamos de ropa.

Cambiamos de barrio esa noche, elegimos una calle diferente en otra parte de la ciudad. Otra vez el sol nos despertó demasiado temprano, desayunamos en una estación de servicio a la salida de la ciudad y seguimos viaje, Los Angeles nos esperaba…

CONTINUARÁ...







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